Para que tu vivienda tenga la iluminación que necesitas…
1- Ten siempre presente esta máxima: la iluminación de tus salas nunca debe deslumbrar y es mejor sin sombras. Para ello, antes de colocar tus lámparas testa qué zonas quedan con sombras y cómo es la mejor manera de evitar que la luz deslumbre, la clave es que sea suave y uniforme. Además, si te gustan las paredes claras un truco que mejorará la iluminación es no ponerlas blancas sino con alguna tonalidad parecida: blanco roto, beige…
2- ¡Di sí a los puntos de luz! Multiplícalos: suavizan el ambiente y distribuyen la atención creando una sensación de amplitud. Un solo punto de luz, por ejemplo en el techo, puede crear una iluminación demasiado agresiva y encima si no son de bajo consumo y son demasiado potentes gastarán más, dará la impresión a la estancia de ser más pequeña. Eso por no hablar de lo incomodo que es estar intentando que no haya sombra constantemente, ¿la solución? Añadirle focos laterales que contrarresten estos efectos.
