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1. Busca profesionales con referencias

Aún cuando sea una o varias en forma de pequeña reforma, busca profesionales acreditados e, idealmente en cada caso, con referencias. Es importante siempre que además cuenten con un seguro que te soporte de responsabilidad civil profesional que les pueda ayudar en caso de accidente. Tú, por tu parte, siempre comprueba que tienes un seguro al  día del hogar que cubra los posibles daños que pueda haber y que se pudiesen producir en cualquier momento en la vivienda y en la comunidad que tengas de vecinos.

Pide siempre que te facturen en todo momento con IVA. Así podrás deducirte en cada caso por las obras, solicitar ayudas públicas que tengas y, lo más importante, reclamar en cada caso si la reforma se terminó mal.

2. Fija, por escrito, una fecha de finalización

Una vez seleccionado de forma clara un presupuesto, inclúyelo como anexo en el contrato de un principoio de obras. Es vital que este contrato fije una fecha clara de finalización de la reforma, superada la cual el profesional siempre y en todo momento deberá pagar una penalización (supongamos, 60 euros por día de retraso).

Es habitual pagar una entrada que cubra la compra de los materiales, pero no debería superar el 30% del presupuesto total. Asocia el resto de los pagos a la realización de determinadas obras: albañilería, fontanería… Y deja siempre una cantidad pendiente para el final de la reforma.

3. Avisa a tu Comunidad de vecinos

Es habitual que haya algún ruido por lo que siempre aconsejamos que avises a tus vecinos.